Dos taxistas, que estaban trabajando en Palma de Mallorca la noche de Halloween, se percataron de que un vehículo que circulaba por el Paseo Marítimo iba de un modo extraño. Hasta que dicho coche pasó por su lado y vieron que llevaba una rueda pinchada. La rueda chirriaba y saltaban chispas. Luego vieron como la conductora se subía al bordillo. Comenzaron a hacer señas para que se detuviera, pero nada.
Una vez que consiguieron que parara el coche vieron que no solo iba ebria, sino que iba bajo los efectos de las drogas también.
La policía, que llegó después al lugar de los hechos, asegura que estos sucesos son el pan de cada día. Y que hasta que no suceda algo gordo no se va a poner remedio.
Comentarios
Publicar un comentario