Con esta tragedia aflora el problema de la salud mental de nuestros jóvenes. Sallent es un pequeño municipio de poco más de 7.000 habitantes donde se puede decir que prácticamente todo el mundo se conoce. La familia, procedente de Argentina, recaló en el pueblo hace dos años. Los compañeros de instituto, a la salida de clase, improvisaron un altar con el nombre de las hermanas. Las mofas se agudizaron cuando Alana, la fallecida, compartió con sus compañeros de clase que quería ser llamada con otra identidad: Iván. Se sentía chico y, de hecho, algunas compañeras de clase aseguraron que ya les había contado que quería iniciar el proceso de cambio de sexo. Una decisión que los padres declararon a los Mossos que desconocían. El instituto activó en el día de ayer el protocolo de actuación en situaciones críticas y los compañeros de clase de las hermanas tuvieron una sesión con sus profesores en la que hablaron de los hechos. Este suceso deja claro que hay que invertir más en la salud de los jóvenes y luchar contra el bullyg.
Marrupe
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