Navidad con sorpresas

   Mis tíos nos invitaron a pasar la Navidad con ellos. Pero mi padre está ya muy mayor y no quiso ir. Así que nos quedamos en casa. A mí me hubiese gustado ir para compartir con la familia. 

   Como nos quedamos en casa, a primera hora de la tarde recibí una llamada. Mi tío nos baja la cena, en la calle había muchos coches no podía aparcar. Le dije a mi padre que se preparara para bajar. Cuando de repente suena el timbre, el tío me pide que abra y cuando abro la puerta habían ido su nuera y nietos. ¡Qué sorpresa y alegría me lleve! No me salían las palabras, recuerdo desear feliz Navidad. Este detalle pequeño a mí me supuso un cambio muy positivo.

   Luego llegó mi cumpleaños. No me esperaba gran cosa, como mucho, llamadas de teléfono. Entre otros llamó la voluntaria y me dijo que iría a visitarme. Por supuesto que podía ir. Llegó con una tarta de chocolate y un jersey.

Vely




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