Un músico callejero, llamado Miguel y de origen rumano, lleva más de veinte años tocando en el Parque del Retiro con su trompeta y altavoz. Todas las mañanas se coloca enfrente de la ventana de la biblioteca Eugenio Trías. Tras las quejas de los vecinos y la directora de la biblioteca, la dirección del parque decidió quitar dos bancos para evitar que se colocara en el mismo punto. Desde hace un par de semanas el trompetista se trae su propia silla.
Después de pedirle en varias ocasiones que bajara el volumen, la directora de la biblioteca, por la que pasan más de un millar de usuarios, comenta que la situación es insostenible.
Los vecinos se quejan del sonido, aún cuando no hay tráfico, a pesar de los 300 metros que separan la avenida de Menéndez Pelayo del punto donde se coloca el músico dentro del parque, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco el pasado mes de julio.
Los vecinos apoyan sus quejas en una ordenanza municipal sobre contaminación acústica
Marrupe
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