La teleasistencia

   Primero llamé al centro de salud para pedir cita con la trabajadora social y esperé dos días para que me pudieran atender. Ella me derivó a la junta de distrito a la que pertenezco diciéndome que solo necesitaba el DNI y la tarjeta que indica el grado de minusvalía. Una vez allí esperé un buen rato para ser atendida. Me dan un montón de papeles que tengo que presentar con preguntas que no sabía contestar y que me parecían absurdas. Preguntas como el DNI de la persona con la que vivía, por supuesto me tocó llamar a esa persona, también me preguntaron si tenía ingresos y cuál era la cantidad.

   ¡Vamos a ver! Yo no entiendo qué tienen que ver los ingresos de esa persona conmigo, lo suyo es suyo y lo mío es mío. Vivimos en un país donde prima la burocracia. Te marean y al final para qué. La cosa se puede resolver más fácilmente, sin tanto papel y sin tantas preguntas. En mi caso pido la teleasistencia porque la necesito. Yo vivía con dos hijos que se han independizado y mi madre que tiene 84. Sufro crisis epilépticas y mi madre no me puede ayudar, aunque ahora esté muy bien es mayor. Podrían preguntar en las condiciones en que te encuentras en lugar de esas preguntas incontestables y absurdas por lo menos para mí. 

   Creo que tengo motivos suficientes para hacerlo y si no juzguen ustedes. Te marean y te hacen perder tiempo que necesito porque tuve que faltar al centro de día dos veces cuando en un día podría haberlo solucionado. ¡Maldita burocracia la de este país!


Dolores


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