Joaquín Sabina

   El otro día mientras actuaba con Serrat, Joaquín Sabina perdió pie en el escenario y cayó dos metros y medio. A pesar de la caída volvió a salir al escenario para decir que se anulaba la función. 

   Una amiga de la novia de mi hijo, que estuvo presente en el concierto, dice que cuando cayó el publico se paralizó porque se temían que fuera un infarto, lo que hizo que se precipitara Serrat. Desde entonces no se ha separado de las dos hijas, va con ellas a todas partes. Ahí es donde veo yo lo que es un gran amigo. La caída de Sabina le produjo una hemorragia cerebral que ha estado a punto de costarle la vida.

  A mí me gustan mucho los dos, tanto Serrat como Sabina. Yo estuve en el primer concierto que hicieron en Madrid. Fue muy divertido porque todo lo hacían en verso. Han sido dos personas que en el régimen anterior no gustaban nada y sufrieron muchas censuras. Sabina es una persona que ha cometido muchos excesos en su vida que han estado a punto de acabar con él. 

   Os voy a contar una cosa: Sabina para mí es un gran poeta y es muy erudito; pero se ha hecho a sí mismo y eso es digno de elogios. Esperemos que no le queden secuelas y pueda subirse a los escenarios de todo el mundo.

   Sabina tiene en Serrat, Ana Belén, Miguel Ríos  y Victor Manuel cuatro amigos gracias a sus conciertos. Vive en un triplex en pleno centro de Madrid con una gran biblioteca llena de libros antiguos, en las que algunos son primeras ediciones. Es una persona muy culta y yo quiero mucho a este tipo de gente aunque sea colchonera. 

  ¡Noticia fresca de ayer por la mañana! Sabina sale del hospital y seguirá su recuperación en casa.

Dolores




Comentarios

  1. Excelente artículo Dolores y nos alegramos tremendamente de la noticia del final, de que saliera del hospital pulgar en alto.
    Como bien dices ha sido un artistazo y tanto él como Serrat reflejan el cambio de la sociedad española de los últimos años desde los duros años de la dictadura a la formación de cantautores más urbanos y 'canallas' que encarnan mejor que nadie. Afortunadamente, nos queda Sabina para rato!

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