Curso de antropología

   Nieves y yo nos hemos apuntado a un curso en Hermanas Mirabal de antropología, que se imparte los últimos viernes de cada mes. Este curso comienza con el nacimiento. Es durante 4 meses y son nacimiento, adolescencia, madurez y senectud. Me gustó en líneas generales; pero no estaba de acuerdo en muchas cosas. 

   La profesora dijo que el embarazo no es ninguna enfermedad y en eso estoy totalmente de acuerdo; pero también dijo que teníamos que dar a luz en nuestra casa y en eso no estoy para nada de acuerdo porque si tienes cualquier contratiempo tanto la madre como el hijo corren peligro de quedar mal o hasta de muerte. Quiero contar el caso de una muy buena amiga mía que esperaba trillizos, y esto fue en un hospital, no sé qué pasaría pero fallecieron mi amiga y el niño, sólo sobrevivieron las dos hijas. Yo di a luz en un hospital que se llamaba Santa Cristina, sí el famoso de los niños robados, pues con el segundo hijo no paré de sangrar y la comadrona me insultaba diciéndome que era una guarra, que no me cambiaba de compresa y ya ni podía mantenerme en pie. Menos mal que mi compañera le dijo que eso no era cierto y que yo no había salido del baño desde que había dado a luz. Entonces se asustó y vino el ginecólogo que le echó una buena bronca. ¡Menos mal que le hicieron caso a mi compañera porque si no me desangro! Estuve al borde de las transfusiones. 

   También trataron el tema de la agresividad que tienen ginecólogos y comadronas hacia las parturientas y en eso les doy la razón por mi propia experiencia. Nos tratan como cosas no como personas humanas que somos. También puedo hablar de esto en primera y segunda persona. Voy a empezar hablando del caso de mi hermana. Se pone de parto en Valladolid y empiezan a decirle que empujara. Mi hermana nota que ese parto no va igual que los dos anteriores y se lo comenta al ginecólogo, que le contesta que esta juventud es muy quejica y que siga empujando. La niña nació de pie y morada ¡Podía haberle ocurrido algo! A mí, también con el segundo, me pusieron verde porque en plena contracción final quisieron que me pasara de la camilla al paritorio y se me ocurrió decir que no podía. Me agarraron de malas maneras y me colocaron en donde iba a parir, ¿Qué ocurrió? Pues que se me paró la dilatación y eso que llegué con 7 centímetros y solo me faltaban 3. Con la primera llegué con 3 centímetros y en una hora tenía  a la niña en el mundo, con el segundo fue hora y media. 

   También me enteré de que en el hospital de Torrejón puedes elegir la forma de dar a luz. Puedes hacerlo de pie, en el agua, con música y tienes a una señora que te acompaña y te va calmando. Mi primera hija nació un 20 de diciembre, y claro, era primeriza, pues a mi lado tenía a una chica que daba unos gritos insoportables y le decían que me estaba poniendo nerviosa a mí; pero en realidad estaba ahogando a su hijo y de pronto oí un bofetón, pero bien dado y de pronto oí llorar al niño. Esa mujer había perdido los nervios por completo y estaba fuera de sí y si no le hubieran dado el bofetón el niño hubiera nacido muerto. 

   El parto no es cualquier caso, es cierto que no es una enfermedad; pero hay que tomar precauciones y si no miren la mortandad que había antiguamente cuando se paría en casa y la que hay ahora.

Dolores 

Comentarios

  1. Muy identificado con tu argumentación, querida Dolores. Algunos olvidan la prudencia como la virtud por la que se dice de alguien que es sabio, en griego la phrónesis y pagan las consecuencias de ese olvido.

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  2. Otra cosa, como sabrás mi madre era comadrona, pero esa es otra historia... Historias de Sócrates para no dormir jajjaja. Un fuerte abrazo Doloreees

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