Final de la Champions en Madrid


   El pasado sábado se celebró en el Wanda, campo de fútbol del Atlético de Madrid, el último partido de la Champions League, era el Tottenham contra el Liverpool, dos equipos ingleses. 

   Este evento duró desde el jueves 30 de abril hasta el domingo 2 de junio y ocupó las plazas de Callao, Opera, Puerta del Sol y Plaza Mayor, también sus calles aledañas.

   Los aficionados llegaron a Madrid el viernes, para disfrutar del fin de semana, del calorcito y de la cerveza en sus terrazas, que están fresquitas y además a buen precio.

   El viernes salí con una amiga a una terraza, que como todas las de alrededor y las de más allá, estaban abarrotadas de los forofos ingleses, tanto de un equipo como del otro. Cuando llevábamos un rato sentadas, unos de un equipo se pusieron a cantar el himno del Liverpool, los otros les contestaban con el del Tottenham y se volvía a repetir el careo, pero cada vez más fuerte, por lo que mi amiga y yo nos retiramos del bar y nos fuimos para casa.

   Así estaba la zona de Callao el viernes por la tarde, pero la puerta del Sol estaba peor, ya que hacían concursos para regalar unas cuanta entradas para el partido. Todo estaba lleno de policías, los anti-disturbios en sus furgonetas para evitar cualquier incidente.

   Todas las calles y plazas del centro de Madrid, estaban protegidas por la policía, hasta las terrazas de la plaza mayor fueron recogidas por seguridad, evitando así uno u otro "banquetazo".

  En la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real, pusieron una replica de la copa, "La Orejona", de unos cinco metros de alto, donde todo el mundo se hacía fotos para el recuerdo.

   Te puedes imaginar cuanta gente había por las calles, también el sábado, ya que muchos de los seguidores se vinieron sin entrada. El domingo ya se notó el barrio más tranquilo y la gente de seguridad volvió a la normalidad.

   Yo, como ignorante del tema, me pregunto si tanto despliegue, tanta tensión que se vive con estos eventos merecen la pena. Lo que si es cierto es que los vecinos nos sentimos invadidos, algunos nos tuvimos que alejar de la zona, para poder disfrutar del fin de semana.
Elvira Jiménez






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