¡Qué mala pata!

   Este verano cuando estaba de campamento en Almería se me rompió la silla de ruedas.  Si ya es un trastorno que se rompa no podéis imaginar lo que supone que te pase en vacaciones. Para mí la silla de ruedas no sólo es un medio de transporte, es parte de mí, me sostiene, tiene mi forma. Fuera de mi silla no estoy cómoda. Me tocó pasar las vacaciones  en una manual y en ella me caigo hacia los lados, estoy completamente descolocada. Samu, un monitor de la Asociación “El Gato de 5 patas” estuvo intentando arreglarla pero no hubo manera. Tampoco dejé que por ello se me torcieran las vacaciones y a pesar de todo lo pasé genial.

Azu


Comentarios

  1. Pues si fue mala pata! Qué oportuna la avería. Menos mal que no dejaste de pasarlo bien ..

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